Los seminarios en Italia abren sus puertas a los homosexuales, siempre que respeten el celibato.

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La principal base para la admisión de futuros sacerdotes en los seminarios italianos será "una orientación hacia la vida célibe", lo que abre la puerta a la inclusión de homosexuales, quienes no serán excluidos por su orientación sexual, sino únicamente aquellos que no se comprometan a vivir el celibato.

"En el proceso de formación, cuando se haga referencia a tendencias homosexuales, es conveniente no reducir el discernimiento solo a este aspecto", se señala en las nuevas directrices de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) para la admisión a los seminarios, publicadas en su sitio web.

De esta manera, "el objetivo de la formación del candidato al sacerdocio en el ámbito afectivo-sexual es la capacidad de acoger el celibato como un don, elegirlo libremente y vivirlo responsablemente en castidad".

Además, se subraya que "la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el seminario ni en las Sagradas Órdenes a quienes practiquen la homosexualidad".

Entre las nuevas directrices también se incluyen los siguientes puntos:

  • Los admitidos no deben haber estado involucrados en casos de abuso.
  • Se podrá recurrir a la psicología y, en ciertos casos, a la psicoterapia.
  • Se permitirá la participación de mujeres en la formación de los futuros sacerdotes, integrando su "mirada" y juicio en la evaluación.

Debate interno

Las nuevas normas, aprobadas por la Congregación vaticana para el Clero y promulgadas por el cardenal Matteo Zuppi, responsable de la CEI, el 1 de enero, fueron objeto de un debate interno a puerta cerrada en mayo.

Este debate se hizo público después de la filtración de una frase polémica del papa, quien habría dicho que "ya había mucha mariconería" en los seminarios.

Días después, la Santa Sede tuvo que disculparse, aclarando que el pontífice "nunca tuvo la intención de ofender o expresarse en términos homofóbicos, y pide disculpas a quienes se sintieron ofendidos", según un comunicado de la oficina de prensa del Vaticano tras la controversia generada por esa frase.

Con ello, el papa reiteró la postura de la Iglesia reflejada en una instrucción del dicasterio del Clero de 2005, bajo Benedicto XVI, y confirmada en 2016 por Francisco, que establece que "la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el seminario ni en las Sagradas Órdenes a quienes practiquen la homosexualidad, tengan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o apoyen la llamada cultura gay".

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