Misteriosa desaparición del Viejo Lolo conmociona a Jarabacoa: sigue sin rastro tras meses de búsqueda

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A más de nueve meses de su desaparición, el paradero de José Dolores Rodríguez, conocido por todos como “El Viejo Lolo”, sigue siendo un misterio sin resolver en Jarabacoa.

A sus 93 años, este entrañable campesino de Manabao desapareció el 22 de diciembre de 2024, justo antes de la Nochebuena, sin dejar ni una pista clara. Ni vivo ni muerto, Lolo parece haberse desvanecido entre las montañas, ríos y cañadas que tantas veces recorrió.

El caso ha movilizado a numerosas entidades estatales, incluyendo la Fuerza Aérea, Cazadores del Ejército, G-2, DICRIM, Cruz Roja, Defensa Civil, bomberos, perros rastreadores y decenas de voluntarios. Sin embargo, ningún rastro certero ha sido hallado.

El último avistamiento lo ubicó cerca de su casa, donde fue devuelto, alimentado y dejado solo por un vecino. Al día siguiente, simplemente ya no estaba. Sorprendentemente, dejó atrás su abrigo típico, botas, chancletas y su fiel perrita “Riqueza”.

Un colchón fue encontrado en una cañada, y marcas de fuego fueron vistas en su patio. Esto ha encendido sospechas de que alguien podría haber intervenido deliberadamente para hacerlo desaparecer.

“El Viejo Lolo” no era solo un anciano más. Era la figura espiritual y cultural de Manabao. Hace pocos años, compartió en el canal de YouTube La Vida en el Campo RD historias sobre encuentros místicos con aborígenes y creencias que mezclaban religión, campo y tradición oral.

La comunidad no cree en casualidades. Los rumores apuntan a que su desaparición fue provocada por terceros, aunque las autoridades solo manejan hipótesis y no han confirmado ningún móvil.

Su hogar azul permanece cerrado, su mecedora vacía, y las redes sociales siguen compartiendo actualizaciones. El canal de Instagram @lavidadelcampo_rd ha mantenido la cobertura activa, realizando transmisiones en vivo.

Su historia ha tocado corazones más allá de Jarabacoa. Incluso le compusieron una ranchera que dice:

“En las montañas de Jarabacoa vive un hombre solo, de nombre lleva por Lolo…”

A pesar de la edad, Lolo era una figura de fortaleza, generosidad y resiliencia. Su desaparición ha dejado un vacío profundo y una comunidad en busca de respuestas.

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