
Un grupo de científicos ha identificado la mutación genética responsable del característico pelaje anaranjado de algunos gatos, un rasgo único entre los mamíferos que, además, está ligado al sexo, lo que explica por qué es más común en los machos.
El hallazgo fue liderado por el doctor Christopher Kaelin, de la Universidad de Stanford (California), y publicado en la revista científica Current Biology este jueves. El estudio establece una conexión directa entre el cromosoma X de los gatos y el desarrollo del color naranja en su pelaje, algo inédito en otras especies.
Una mutación exclusiva del gato doméstico
Aunque otros mamíferos como tigres, golden retrievers o humanos pelirrojos presentan tonos similares, en ninguno de ellos la pigmentación está vinculada al sexo. En el caso de los gatos, la mutación —denominada por los científicos como “naranja ligado al sexo”— se localiza en el cromosoma X, lo que hace que los machos (que tienen un solo cromosoma X) necesiten solo una copia para expresar el color. En cambio, las hembras, con dos cromosomas X, requieren la mutación en ambos para tener un pelaje completamente naranja, algo menos frecuente.
Las gatas con solo una copia de la mutación suelen presentar patrones como el moteado “carey” (mezcla de negro y naranja) o el estilo “calicó”, con parches de blanco, negro y naranja.
Kaelin señaló que esta mutación genética era una "excepción conocida desde hace más de un siglo", pero cuya base genética no se había determinado hasta ahora.
El gen Arhgap36, pieza clave del hallazgo
El equipo analizó alrededor de 50 variantes del cromosoma X presentes en gatos naranjas. Tras eliminar aquellas que también aparecían en gatos de otros colores, identificaron como responsable al gen Arhgap36, una proteína activadora que no había sido vinculada previamente con la pigmentación.
Este gen se expresa normalmente en tejidos neuroendocrinos (donde interactúan el sistema nervioso y el endocrino) y ha sido estudiado en relación con el cáncer y el desarrollo embrionario. Sin embargo, en los gatos naranjas, la mutación parece activar su expresión en las células pigmentarias, algo que no ocurre en gatos no naranjas, ni en ratones ni en humanos.
“Este es un fenómeno muy inusual”, explicó Kaelin, quien añadió que este descubrimiento podría abrir nuevas vías para comprender la genética de otros rasgos físicos, como las manchas de los guepardos o la forma del cuerpo de los delfines.
¿Influye en el comportamiento?
Aunque no se halló evidencia de que la expresión del gen Arhgap36 afecte otros tejidos aparte de la piel, Kaelin no descarta que pueda haber efectos no identificados. Aun así, considera que la percepción popular de los gatos naranjas como traviesos o caóticos probablemente se deba al hecho de que la mayoría de ellos son machos.
El estudio contó también con la participación de científicos de la Universidad de Brown (Rhode Island), el Laboratorio Nacional Frederick para la Investigación del Cáncer, y la Universidad de Auburn (Alabama).