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Corea del Norte llevó a cabo un ejercicio de contraataque nuclear en la víspera, que incluyó el lanzamiento de un misil táctico y fuego de artillería de largo alcance en la zona oriental del país. La maniobra fue supervisada directamente por el líder Kim Jong-un, según informó este viernes la agencia estatal norcoreana KCNA.
Durante el simulacro, se desplegaron lanzacohetes múltiples de 600 mm, conocidos internacionalmente como KN-25, así como misiles tácticos Hwasongpho-11Ka, o KN-23. El objetivo principal fue entrenar a las unidades participantes en el manejo operativo de estos sistemas dentro del esquema nacional de control del armamento nuclear.
Kim Jong-un subrayó que la constante modernización de la artillería y de las armas nucleares tácticas resulta clave para reforzar la capacidad de disuasión y ampliar el alcance operativo del Ejército Popular. Antes del ejercicio con fuego real, se puso a prueba la fiabilidad del sistema conocido como “gatillo nuclear” y se realizaron entrenamientos específicos orientados a la transición rápida hacia un modo de contraataque nuclear, incluyendo sesiones especiales para los oficiales al mando.
De acuerdo con KCNA, la maniobra demuestra que las fuerzas armadas norcoreanas están preparadas para reaccionar con rapidez ante cualquier cambio en el entorno militar. La declaración parece aludir a los ejercicios nucleares conjuntos que Estados Unidos y sus aliados están llevando a cabo en la región. En abril, Seúl y Washington realizaron el ejercicio Iron Mace 25-1, centrado en la coordinación de una respuesta conjunta frente a amenazas nucleares.
Aunque el régimen de Pyongyang ha presentado esta maniobra como una reacción ante crecientes tensiones externas, algunos analistas creen que podría tratarse también de una prueba técnica destinada a perfeccionar sus misiles. La presencia de altos funcionarios del área armamentística refuerza esta interpretación.
El Ejército surcoreano informó que el jueves, entre las 8:10 y las 9:20 (23:10–00:20 GMT del miércoles al jueves), detectó el lanzamiento de varios misiles balísticos de corto alcance desde la ciudad costera de Wonsan, en el este del país. Los proyectiles recorrieron hasta 800 kilómetros antes de caer en el mar del Este.
En una declaración conjunta posterior, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos calificaron el lanzamiento como una “amenaza para la paz y la seguridad regional e internacional” y recordaron que este tipo de pruebas violan las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. El ensayo del miércoles fue el segundo desde que Donald Trump retomó la presidencia de Estados Unidos en enero. Hasta ahora, Corea del Norte había evitado realizar pruebas armamentísticas de gran envergadura, en un contexto marcado por el fortalecimiento de su cooperación militar con Rusia en el marco de la guerra en Ucrania.