
El teniente general Igor Kirillov, jefe de las fuerzas militares de defensa nuclear, biológica y química de Rusia, fue asesinado el martes en Moscú por una bomba oculta en un patinete frente a su edificio de apartamentos. La explosión también causó la muerte de su asistente.
El ataque se produjo al día siguiente de que la Agencia de Seguridad de Ucrania (SBU) presentara cargos criminales en su contra, acusándolo de ordenar el uso de armas químicas prohibidas en el campo de batalla. Un funcionario de la SBU, que habló bajo anonimato, afirmó que la agencia fue responsable del atentado, describiendo a Kirillov como un “criminal de guerra” y un “objetivo legítimo”.
Cargos y acusaciones contra Kirillov
Kirillov, de 54 años, había sido sancionado por varios países, incluidos el Reino Unido y Canadá, debido a su participación en la guerra en Ucrania. En las semanas previas a su muerte, la SBU abrió una investigación criminal en su contra, acusándolo de ser responsable del uso de armas químicas en el conflicto. El SBU reportó más de 4,800 incidentes de presunto uso de armas químicas por parte de Rusia desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022, incluidas denuncias de uso de cloropicrina, un agente químico utilizado en la Primera Guerra Mundial.
Rusia ha negado el uso de armas químicas en Ucrania y ha acusado a Kiev de recurrir a sustancias tóxicas en combate.
El atentado
La bomba que mató a Kirillov fue activada a distancia, según informes de la prensa rusa. Las imágenes del lugar mostraron ventanas destrozadas y escombros chamuscados, lo que sugiere una explosión de gran magnitud. La agencia investigadora estatal de Rusia ha calificado el asesinato de terrorismo y las autoridades en Moscú prometieron represalias contra Ucrania.
El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitry Medvedev, calificó el ataque como un intento de Kiev de desviar la atención pública de sus fracasos militares y prometió que los responsables, tanto a nivel político como militar, enfrentarán "un castigo inevitable".
Contexto de ataques selectivos en Rusia y Ucrania
La muerte de Kirillov se suma a una serie de ataques selectivos en ambos lados del conflicto. En 2022, la periodista Darya Dugina, hija del ideólogo nacionalista ruso Alexander Dugin, murió en un atentado con coche bomba que aparentemente iba dirigido a su padre. En abril de 2023, el conocido bloguero militar Vladlen Tatarsky fue asesinado en una explosión en San Petersburgo, mientras que en diciembre de 2023, el exlegislador ucraniano Illia Kiva, quien había huido a Rusia, fue asesinado cerca de Moscú. La inteligencia militar ucraniana celebró su muerte como un "castigo" a los “traidores” de Ucrania.
Recientemente, el 9 de diciembre de 2023, un artefacto explosivo colocado debajo de un coche en Donetsk, ocupada por Rusia, mató a Sergei Yevsyukov, jefe de la prisión de Olenivka, conocida por la muerte de prisioneros de guerra ucranianos en un ataque con misiles en 2022.
Continuación del conflicto
A pesar de los numerosos asesinatos selectivos y las tensiones en aumento, el conflicto entre Rusia y Ucrania sigue en curso, con ambos países intensificando sus operaciones militares. Rusia ha seguido avanzando en la región de Donetsk, mientras que Ucrania, aunque con dificultades, ha intentado cambiar el curso de la guerra con incursiones en territorio ruso.