
Un año después de su instauración, el Consejo Presidencial de Transición de Haití (CPT) permanece paralizado en sus principales objetivos, como la restauración de la seguridad, las reformas constitucionales e institucionales y la preparación de elecciones. Mientras tanto, el país sigue hundiéndose en una profunda crisis social, política y humanitaria.
El CPT, compuesto por nueve miembros —siete con derecho a voto y dos observadores—, asumió funciones el 25 de abril de 2024, tras la renuncia del entonces primer ministro Ariel Henry, y en virtud de un acuerdo político firmado el 3 de abril para garantizar una transición pacífica.
Promesas incumplidas y creciente frustración social
Hasta la fecha, los avances del Consejo han sido mínimos, y la población expresa cada vez más su impaciencia ante la falta de resultados tangibles. En un contexto marcado por la violencia extrema, el colapso institucional y la inseguridad generalizada, los grandes desafíos del CPT —como la recuperación económica, la rehabilitación de infraestructuras, la seguridad alimentaria y sanitaria, el fortalecimiento del Estado de derecho y la celebración de elecciones— siguen sin resolverse.
En el ámbito político, el Consejo tampoco ha logrado conformar la tercera instancia de gobernanza prevista en el acuerdo de abril de 2024, encargada de supervisar la acción del gobierno hasta que se celebren elecciones legislativas.
En sus primeros doce meses, el CPT ha rotado tres veces la presidencia —ocupada sucesivamente por Edgard Leblanc Fils, Leslie Voltaire y actualmente Fritz Alphonse Jean— sin lograr una dirección efectiva que marque un rumbo claro.
Logros limitados frente a una crisis desbordante
Entre los pocos avances que se le atribuyen al Consejo están la formación del Consejo Electoral Provisional, algunas detenciones de figuras vinculadas a bandas armadas, la organización de consultas para un eventual referéndum constitucional y la aprobación de un presupuesto extraordinario para enfrentar la inseguridad.
Sin embargo, lejos de los discursos oficiales, ceremonias y comunicados, la realidad diaria de la población es muy diferente: Haití atraviesa una de sus peores crisis humanitarias en décadas. La inseguridad alimentaria afecta cada vez a más personas, con previsiones que indican que hasta junio próximo, 5,7 millones de haitianos podrían enfrentar hambre aguda.
Ante este panorama, las acciones del CPT se han limitado a repartir alimentos y kits de emergencia en los campamentos de desplazados, donde miles viven en condiciones precarias tras huir de la violencia.