Getting your Trinity Audio player ready... |

El breve repunte en la popularidad del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, durante el reciente conflicto entre Israel e Irán, comienza a desvanecerse. Crece la presión interna para que el mandatario ponga fin a la guerra en Gaza, en medio de un clima político cada vez más tenso.
Netanyahu proclamó la victoria tras los 12 días de enfrentamientos con Irán, que concluyeron con un alto el fuego el 24 de junio. La ofensiva israelí fue respaldada por ataques aéreos estadounidenses que golpearon instalaciones nucleares clave en Fordo, Natanz e Isfahán.
Una nueva etapa
“El mundo despertó a una nueva era, en la que el alto el fuego entre Irán e Israel parece sostenerse y en la que Teherán vuelve a la mesa de negociaciones”, escribió el analista Assaf Meydani en una columna publicada en el portal israelí Ynet.
No obstante, advirtió que Netanyahu “deberá rendir cuentas por una serie de fracasos, especialmente por no haber puesto fin a la campaña militar en Gaza”, en represalia al ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, que causó 1.219 muertos en Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales.
“Hamás ha sido debilitado, pero no destruido, y el conflicto se ha convertido en una guerra de desgaste. El pueblo israelí es fuerte, pero también lo son las tensiones internas”, añadió Meydani.
Aunque una encuesta publicada tras el cese del fuego mostró un leve repunte en la popularidad de Netanyahu, un 52 % de los encuestados expresó su deseo de que deje el cargo. Solo un 24 % manifestó su apoyo a su continuidad al frente del gobierno.
Asimismo, casi dos tercios de los consultados se pronunciaron a favor de poner fin a la guerra en Gaza, frente al 22 % que respaldó continuar con la ofensiva, según un sondeo de la cadena pública Kan 11.
Reclamos por los rehenes
En una de las primeras protestas tras la tregua con Irán, miles de manifestantes exigieron el sábado un acuerdo de alto el fuego en Gaza que permita el regreso de los rehenes israelíes que aún permanecen en poder de Hamás.
Durante el ataque del 7 de octubre, milicianos del grupo islamista secuestraron a 251 personas. De ellas, 49 siguen cautivas en Gaza, incluyendo 27 que, según el ejército israelí, habrían muerto en cautiverio.
“Apelo al primer ministro Netanyahu y al presidente estadounidense Donald Trump”, declaró Liri Albag, una exrehén liberada en enero durante una tregua anterior. “Tomaron decisiones valientes con respecto a Irán. Ahora deben tomar una igual de valiente para poner fin a la guerra en Gaza y traer a los rehenes de regreso a casa”.
Uno de los principales rivales políticos de Netanyahu, el ex primer ministro Naftalí Bennett, del partido Nueva Derecha, rompió su silencio desde el inicio del conflicto con Hamás.
“Ante la incapacidad del gobierno para tomar decisiones, el estancamiento y la confusión política, propongo alcanzar un acuerdo integral que incluya la liberación de todos los rehenes”, declaró Bennett al Canal 12, y añadió que Netanyahu debería abandonar el poder: “Lleva 20 años en el cargo, es demasiado tiempo”.
“Fracaso imperdonable”
Gil Dickman, un conocido activista por la liberación de los rehenes, dijo a AFP que aunque “la operación en Irán fue un éxito”, Netanyahu “no puede hacer que la gente olvide su responsabilidad en el fracaso de impedir el ataque de Hamás”.
La prima de Dickman, Carmel Gat, fue secuestrada durante el asalto y murió en cautiverio. Su cuerpo fue hallado en Gaza y repatriado a Israel en agosto.
“Los terribles fracasos y el abandono de los rehenes no serán olvidados”, declaró Dickman. A su juicio, hay una “oportunidad real para poner fin a la guerra”, especialmente tras las recientes declaraciones del presidente Trump, quien aseguró que Netanyahu está negociando con Hamás por la liberación de los cautivos y lo instó a alcanzar un acuerdo sobre Gaza.
“No pudimos salvar a mi prima, pero aún podemos salvar a quienes siguen con vida”, concluyó.
La ofensiva israelí en Gaza ha dejado al menos 56.500 muertos, en su mayoría civiles, según el Ministerio de Salud de ese enclave palestino, gobernado por Hamás. La ONU considera fiables estas cifras.